865.- Morir.



No hay que temer
a las pasiones de la vida.

Esos sentimientos incontrolables
de amor y odio,
son lo que aliña el ir y venir
de nuestros pensamientos
y les otorga un sentido
y una dirección determinada.

Si nos toca en algún momento
despertar a nuestra
verdadera naturaleza vacía
y comprendemos en un solo instante
que todo es nada
y que nuestra vida
es solo una interpretación,
volvamos a donde no sabíamos nada
y dejémonos arrastrar
por las pasiones de entonces.

Enamorarse, enfadarse,
atragantarse de risa o de llanto
y vivir.

Porque para descubrir el acertijo
solo basta con morir.