El intelecto es el creador del mundo.
Para ello utiliza la combinación
de los conceptos que relaciona
según escalas de valores, creencias
y experiencias diversas que conserva
en la memoria.
Presos de él estamos condenados
al sufrimiento por su mismo
sistema de funcionamiento.
Libres de entrar y salir de él
podemos redefinir
nuestra concepción del mundo,
variando nuestros valores,
cambiando nuestras creencias
y resolviendo los posibles conflictos
podemos redefinir
nuestra concepción del mundo,
variando nuestros valores,
cambiando nuestras creencias
y resolviendo los posibles conflictos
en nuestras experiencias.
Creando así entre todos
un mundo más amable.
