Si mi vida no me gusta,
soy yo el que debo cambiar.
Sin duda me habré quedado
fijo en algún lugar
de mis pensamientos,
sentimientos o recuerdos.
Y debo recuperar mi fluidez
y adaptarme a los
acontecimientos presentes
sean los que sean.
Puede que la vida no consista
en convertirse en alguien
que logre resistir la corriente.
Sino en soltarse y disfrutar
siendo uno con ella.