571.- La corriente.



Todo lo que percibimos
se transforma sin cesar.

Cambian las formas
como en un caleidoscopio al girarlo.

Sacamos fotos fijas de esa corriente,
conceptualizamos su contenido,
le damos nombre.

Y jugamos con las ideas y las palabras,
como si correspondieran con algo existente,
o como si fueran objetos en sí mismas.

Todo eso forma nuestro yo
y nuestro no-yo,
lo que somos y lo que no somos,
nosotros y los demás
y todo lo demás que no somos nosotros.

Pero mientras que los conceptos
permanecen ligados
a nuestro yo y son objeto de deseos,
odios, gustos, disgustos,
identificaciones y apegos, la corriente,
de la que extrajeron su significado,
sigue fluyendo sin cesar,
sin pasado ni futuro.

Todo,
incluido el yo que creemos fijo y estable,
sigue transformándose sin llegar nunca a ser,
y sin presente al que aferrarnos.